sábado, 19 de enero de 2013
UNIDAD
UNIDAD
Los medios de comunicación nos ofrecen maravillosas oportunidades de establecer rápidos y eficientes vínculos fraternales con masones de todo el orbe. Podemos así ampliar nuestra perspectiva y tomar en forma permanente el pulso vital de la Orden.
La inminencia del siglo XXI impone tanto a las Grandes Logias como a las Logias la necesidad de adaptarse a las exigencias de técnicas publiciitarias y de relaciones publicas adecuadas al objetivo de difundir dentro y fuera de la Orden la doctrina la acción que constituyen su razón de ser. Prospectos, revistas, diarios, videocasetes, Internet y noticias periodísticas constituyen eficaces herramientas para mostrar a la Masonería como una realidad institucional dinámica y brillante. Pero sus Columnas deben presentar iguales características. Sus aspiraciones de perfección y el continuo trabajo a que ellas obligan deben imponerse a la influencia de una sociedad que busca infructuosamente su equilibrio.
La singularidad de la Masonería se manifiesta en la unidad desarrollada precisamente por y a pesar de sus variados componentes étnicos, religiosos, políticos, ideológicos, filosóficos y emocionales. Ella permitió al Arte Real cumplir con su importante función de contribuir a edificar un mundo mejor desde los comienzos de su etapa especulativa. Aceptemos sin embargo que el fino dibujo de la personalidad de cada Hermano se entreteje con vicios y virtudes que le otorgan sus características individuales. No hay hombres totalmente buenos o totalmente malos. El esfuerzo por superarse es lo que importa.
Vemos hoy con dolor como en algunos Orientes del mundo, pocos por suerte, masones que al iniciarse se comprometieron a dominar sus pasiones, intentan imponer su ''verdad'' por la fuerza, cuando esta no es coincidente con la de la mayoría o simplemente cuando las estructuras institucionales o los dirigentes elegidos no son de su agrado. Se producen así cismas estériles que posteriormente se repiten en los grupos así formados. Las intenciones son buenas, sus dueños dignos del cariño y el respeto de sus Hermanos. Los resultados sin embargo pueden ser catastróficos y constituir la causa de que la Orden se disgregue y pierda fuerza, que sus obras de beneficencia se minimicen, que su trabajo intelectual se lesione, que el disgusto de los no involucrados se traduzca en su alejamiento. Y lo que es aun mucho peor: que la imagen de la Masonería en el mundo profano se deteriore, produciendo con ello un daño irreparable.
No hay paraísos ideales. Pero debemos tratar de enfrentar las dificultades y luchar por imponer ideas dentro de las mismas instituciones, sin olvidar el principal deber masónico de trabajar en armonía.
Porque creemos en la Masonería Universal y os queremos a todos, Hermanos, nos sentimos con derecho a expresar vehementemente este llamado a la conciliación. Uníos masones del mundo! Olvidad vuestras rencillas! Practicad las virtudes de la paciencia, la tolerancia y el amor! Vuestro esfuerzo será la mejor contribución al engrandecimiento de nuestra Orden.
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