viernes, 14 de enero de 2011

LA ARQUITECTURA




Parece que la denominación “Gran Arquitecto del Universo” fue codificada por primera vez, al menos en referencia escrita, en 1315 en el transcurso de la reunión de un Convento de los Compañeros Constructores en Estrasburgo. Venidos de Europa entera, estos hijos de Salomón que transmitían los antiguos misterios y el Conocimiento haciendo pasar su mensaje del Verbo a la Piedra, a la arquitectura desde el dibujo y al volumen utilizando el número de Oro. Pero en este año 1315, dichos Compañeros están descontentos: la inquisición había tiempo atrás enviado a la hoguera a los Cátaros y sus defensores. El triste Felipe “le Bel” y su cómplice Bertrand de Got, que el rey hará papa en Aviñón bajo el nombre de Clemente V, han erradicado la Orden del Temple. Jacques de Molay y la jerarquía del Temple serán ejecutados o enviados a la hoguera el 18 de Marzo de 1314. Los Compañeros están inquietos sobre su independencia adquirida en el transcurso de los siglos: la cruzada de los franceses contra los hijos de la luz de la nación romana, caballeros cátaros y trovadores (“ceux qui trouvent”, los que “trovan”, los que “hallan”) y el “affaire” de los Templarios revelan una iglesia cada vez más arrogante y secularizada, y muestra un rey de Francia sin retroceder ante nada para engrandar su reino, entonces bastante más pequeño que las posesiones de Raymond de Toulouse.
Fiel a su historia, el “califato” romano del Vaticano, durante siglos, continuará erradicando toda gnosis. Los Compañeros lo saben. Es durante el transcurso de este Convento de Estrasburgo del 15 de Agosto de 1315, que deciden desconfiar de la Iglesia y de sus representantes, los obispos, juzgados “solamente cuidadosos de proteger la unidad de la iglesia romana a costa de su libertad”. Al final del Convento, los Compañeros dejan acta que “Dios es nuestra única autoridad íntima, el director de nuestra consciencia. Es el Gran Arquitecto del Universo”. Y transforman su fraternidad del Santo Deber convirtiéndose en los “Compañeros del Deber y la Libertad”, recordando que la tradición remonta a la construcción del Templo de Salomón que representa el santuario del Maestro del Cielo y de la Tierra. Es pues contra el dogma religioso y el poder político que hace que los Compañeros decidieran trabajar a la gloria de un principio superior, autor de toda cosa y toda vida. Encontramos por otra parte este sentido, en el Regius de 1390. No obstante, debemos apuntar que no es hasta alrededor del año 1700 que el GADU está claramente formulado en los Rituales masónicos.

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